De como se conocieron Aldo y Bety.
Bety y Aldo son un matrimonio joven. Aldo, de 35 años, tendrá de estarura 1.70 m, es delgado, fuerte, simpático, de buena labia y mujeriego, Bety siempre ha pensado que no sólo fue la forma tan tierna con que la enamoró a través de sus piropos, algunas frases pícaras, sus delicadas y muy suaves caricias -que le hacen sacar las chapas, subir el calor y humedecer su cosita-, sino también la comparación de información que con el tiempo a hecho con sus amigas y conocidas de la forma tan deliciosa, brusca, dominante -muy poco y al principio de su matrimonio-, con que le hacía el amor; puesto que las chicas platicaban -o más bien se quejaban-, de que sus novios, esposos, parejas o ligues no sabían cómo excitarlas para que disfrutasen del amor, o no se preocupaban por que ellas tuvieran algún orgasmo o de plano no tenían un “don” más grande que el considerado tamaño normal; Bety es una mujercita celosa y prefería dejar las virtudes de Aldo en lo más normalito posible, para que no se lo fueran a engatusar, claro que para ella el que su “don” estuviera en 18.3 cm -medidos por ella misma-, duro, grueso y rendidor -mmm, de tan solo recordarle, se humedece su cosita-, era algo que no estqba dispuesta a perder; por eso Aldo la tenía enamorada, maravillada, encantada, encandilada y muy bien follada y regada. Aún con sus celos, ella prefería que Aldo hiciera las cosas sin que ella se enterase, allá a lo lejos, por que no perdería a su querido Aldo, y los deliciosos orgasmos que sentía con él, por algo que ella sabía que sería pasajero; y claro que le advertía:
"Nada más andas de cabrón y me vayas a pegar alguna cosa".
Y como le siguiera rindiendo no tendría problemas. Aldo no era tonto, quería mucho a su Bety, fué su primer hombre y lo recibía siempre como el Rey de su castillo, con comida lista para llenar su estómago, mimos por su esfuerzo, recién bañadita y lista para ordeñarle su leche, si así lo quería Aldo, o después de refrescarse, o cuando Aldo quisiera. Sólo que Aldo no podía evitar follarse a la mujer que le gustase; tomaba sus precauciones, como usar condon, y hacerse de vez en cuando un examen de ETS; para evitar enfermar a su Bety; más por la preocupación del castigo de no dejarle tocarla y yacer con ella, en busca de los ricos orgasmos con que ambos se regalaban, que por que Bety confirmase que andaba tras otras mujeres para follarse.
Ya hablamos de Aldo, ahora deleitémonos presentando a Bety. Bety es una mujer trigueña, tres años menor que Aldo, que mide 1.70 m -igual que Aldo-, sufre un poquito con el peso de vez en cuando -con pancita o sin ella es muy atractiva-, con el tiempo se a vuelto más pícara, de cadera estrecha pero cuyos glúteos se antoja acariciar, muslos delgados y suaves -cálidos cuando se excita, mmm suaves al tacto-; nariz aguileña, rizos castaños, brazos para desear que te abrace y lo que analtece su atractivo es su par de ricos y sabrosos pechos talla 36, copa D, que sabe y le gusta lucir. Como hemos comentado, es celosa, y prefiere no enterarse de las aventuras de su querido Aldo. Se conocieron al entrar en la secundaria Bety, por que Aldo, iba a jugar con los chicos de la escuela incluyendo los del salón de Bety; en el aquel tiempo Bety ya comenzaba a definir su rico cuerpecito, sus montecitos destacaban, aunque no eran excesivamente grandes, Bety era poco tímida y sabía imponer su voluntad para obtener las cosas. La primera impresión que tuvo de Aldo fué que era un poco más bajito que ella, flaco, competidor y que era rodeado por otras jovencitas, aunque no le pasaron desapercibidas las miradas que dirigía a su cuerpo, algo no extraño para ella pero diferente a lo que había sentido en otras ocasiones. Con el transcurso del año escolar, se acercó a él y comenzó a utilizar su atractivo, el delicioso atractivo que tanto placer le traería cuando se casase con Aldo y después. Por supuesto, Aldo ya era un muchaxhito calentón y no desaprovechó que Bety se le acercase, le encontrara al pasearse en el campo de juegos que estaba cerca de la escuela o alguna vez en la calle, para poder admirar sus montecitos y delgadez. Para finales de ese primer año escolar Bety ya no tenía unos montecitos, aunque faltarían unos meses más para que alcanzase su estatura final, acentuando un poco su delgadez, y sus ricos pechos obtuvieran su talla 36D. Aldo a mediados del segundo año ya le había pedido que fuese su novia, a lo que Bety aceptó encantada. Su noviazgo era de lo que llamamos "noviazgo de manita sudada", y su primer beso fué al terminar la fiesta del fin de cursos. No es que Aldo no tuviese malicia -puesto que ya era un poco pícaro en las conversaciones con Bety-, o que no se revolucionasen sus hormonas cada vez que él y Bety se acercaban a besarse, o que no notase como las puntitas de los pechos de Bety se marcaban después de que se "besasen de piquito", sino que Bety trataba de no tener tanto contacto físico con Aldo, sólo cuando se recargaba en su pecho para sentir los labios de su Aldo. Una vez que Bety terminó la escuela, Aldo la comenzó a visitar ocasionalmente en su casa, en aquellos tiempos no se obligaba a la mujer a seguir estidiando; por lo que su noviazgo parecía quedarse ahí, pero Bety no dejó que Aldo se le fuera, lo presentó con sus papás y cuando se besaban ya se abrazaba al delgado cuerpo de su Aldo, y como ya había alcanzado su misma estatura era más rico para ella oprimir sus ricos pechos en Aldo, así como sentir rozarse sus pezones en los abrazos que se daban más seguido. Aldo comenzó a buscarse un trabajo para poder sacar gastos en su casa y pasear con su Bety, la cual usaba más escotes, faldas un poco más cortas o mallas cada vez que veía a su Aldo. Por supuesto, ya no sólo había "palabritas de amor", ahora se agregaron besos más largos y entregados, también comenzaban a sentirse los roces de los pechos de Bety, el roce del "don" de Aldo en la pelvis de Bety y, lo que tenía calientita a Bety, las caricias que Aldo le hacia tan suavemente en los costados, al principio sólo cerca de sus pechos, en su espalda, en sus nalgas y en sus muslos. De esas sesiones Aldo y Bety quedaban muy calientes.Cuando en una de esas tardes de despedida intensa, Aldo pasó a darle caricias a Bety, sobre la blusa, se quedó sorprendido cuando Bety besó más rico y de forma intensa cuando su mano comenzó a pasarse del costado hacia su pecho, en pleno pecho derecho acarició de forma suave y lenta, rozando su pezón con el pulgar, Bety lo comenzó a disfrutar: pero, le dió una fuerte bofetada -que no fué la única que le dió en semejantes circunstancias durante su noviazgo, aunque sí la más fuerte-. Bety lo despidió enojada, levantándose y corriéndolo, toda colorada le cerro la puerta en las narices.
Bety, sintiéndose muy húmeda en su "cosita", se encerró en el baño y al revisarse rozó su botoncito -mmm, el placer destelló como una luz desde su botoncito, recorriendo su pelvis y al subir por su columna la sensación le hace levantar su cabeza y curvarse haciéndola hacia atrás, apretando sus pechos contra su blusa, rozándose sus erectos y sensibles pezones en el brassier-, ya no pudo y, definitivamente, no quizo parar de acariciarse, llegando al final -Bety no quería que acabase-, de esa rica sensación que se acumulaba en su "cosita":
Bety, en sus pensamientos: "Sigue, no pares, está muy rico. Acaricia los pechos, mmm, los pezones están muy sensibles. Sigue con el botoncito, ahí. Más rápido, ahí es el lugar".
Bety: "Ah, ah, ah".
Bety, en sus pensamientos: "No pares, no pares, se escuha raro -chop, chop, chop-, pero no pares".
Bety: "Aaaaah".
Mamá de Bety: "¿Bety?, ¿te encuentras bien?, ¿te pasa algo?"
Bety: -Recuperándose del orgasmo, con voz un poco grave y apenas audible-, "Sssí, me siento ¡bieeen!".
Por su parte, Aldo ya desde antes llegaba a su casa a masturbarse para no quedarse con el "dolorcito", en ésta ocasión enojado por la bofetada regresó a su casa caminando, con un bulto considerable, debido a su "don" ezcitado; cerca de su casa una de las vecinas acababa de pelear por teléfono con su esposo. que se encontraba en un viaje de "último momento", algo miy recurrente en su vecino, así que toda enojada abrió la puerta de su casa y encontró enojado, triste y al muy crecido Aldo. Ese día Aldo fué escuchado por una mujer, consolado y apapachado. Ella le dió un rico regalo al iniciarlo en las artes del amor; pero, ella estaba harta de vivir con su esposo y a los pocos días se fué.
Claro que Aldo no dejaría de insistir en seguir con los besos y caricias, y sólo Bety no permitiría que esa insistencia fuera hasta donde el cuerpo dijera basta, Esos encuentros de besos y caricias entre ellos no bajaron de intensidad, y Bety no era precisamente quien trataba de disminuir esa intensidad: antes usaba playrras o blusas un poco escotadas cuando veía a su querido Aldo, pero ahora, cuando lo recibía en su casa, usaba blusas sin manga y, en alguna atrevida ocasión, usando una blusa de tirantes delgados; en ocasiones usaba unos mayones, pero, no los combinaba con las blusas sin manga. Eso mantuvo entretenidos a Bety, más hermosa, y Aldo, más caliente, por el espacio de año y medio. Por supuesto, ambos disfrutaban de estos ricos momentos, como sentir el pulgar de Aldo acariciando la piel de la parte lateral de los ricos y sabrosos pechos de Bety; o presionar los pezones erectos y sensibles pezones de Bety cin los pulgares; y sentir el "don" de Aldo presionando en el muslo de Bety; en ocasiones, Aldo aprovechaba que estaban solos en casa de Bety y le abrazaba desde atrás cuando Bety se encontraba lavando los platos, lo que permitía que Aldo sintiera su cabello y el aroma del shampoo que utilizaba Bety para lavarlo, que se llenasen sus fosas con el jabón que Bety utilizaba para limpiar su piel, o su perfume; Bety por su parte, sentía como Aldo acariciaba sus nalgas con su duro y grueso "don" -Bety no se había atrevido a tocar y acariciar con sus deditos y manos el "don" de Aldo, y no es por que no lo quiciese hacer, puesto que en sus momentos de intimidad imaginaba recorrer lentamente cin la llema de sus dedos la erecta y dura extensión de Aldo, sino que sabía que el día que llegase a realizar estos lujuriosos deseos no podría parar los avances de Aldo y mucho menos evitar entregar su "cosita" al erecto, duro y grueso "don" de Aldo-; comenzando a picotear cada nalga mientras besaba el cuello de Bety y acariciaba sus costados, luego se colocó haciendo que su extensión reposara entre las nalgas de Bety, para lo cual terminó abrazándola por el vientre; por supuesto, la primera vez Aldo recibió una bofetada -y las correspondientes caricias solitarias de cada uno-; sin embargo, las siguientes veces que llegó a ocurrir éste tipo de acercamiento los avances fueron lentos pero ricos para ambos, como el que Aldo restregase su "don" gracias a ese rico abrazo -sí, bofetada y caricias solitarias-; la siguiente ocasión Aldo acarició el vientte de Bety, llegando hasta la base de sus sabrosos pechos, y adelantándose a la bofetada restregó su "don", terminando como en anteriores ocasiones; en la siguiente ocasión, Aldo después de comenzar a dar caricias y llegar hasta la base de sus ricos pechos, llevó las caricias a los costados, beso y lamió el cuello y nuca de Bety para pasear la llema de sus dedos por ambos pechos, antes de llegar a rozar las aureolas, Bety apoyó su cabeza en el hombro de Aldo, quien comenzó a restregar su "don" en las nalgas de Bety, lenta pero fuertemente, cuando los dedos de Aldo rozan las aureolas el gemido de Bety excita los impulsos de Aldo, lo que despierta a Bety, despidiendo al excitado Aldo como ya era costumbre en momentos nuevos, y con la vista pegada a su bulto erecto, duro y caliente, tal como lo sintió entre sus nalgas.
Estos eventos no eran tan seguido como Bety deseaba o como Aldo quería tener; de lo contrario, ambos se hubieran entregado a sus deliciosas pasiones desde mucho antes. Tal como imaginarán ustedes, Aldo no terminó ese nivel de estudios, su mente estaba en poder sentir a su Bety, tan entregada cuando le acariciaba los pechos, le rozaba los pezones y alguna vez le pellizcase éstos últimos -sí, Bety a partir de ahí también se llegaba a pellizcar los pezones cuando se acariciaba su botoncito-. Todo se determinó el día en que Bety recibió vestida con un short y camiseta de tirantes a su caliente Aldo, a quien le saltaron los ojos y comenzó a erectársele su "don", ambas cosas no pasaron desapercibidas para Bety, cuyas feromónas se liberaron para que Aldo las sintiera. Todo transcurrió como otras veces que se llegaron a encontrar solos, se sentaron a platicar, Bety le invitó un café con galletitas y al levantarse Bety a lavar las tazas -que trató de retrasar lo más posible, aún cuando lo hubiera hecho desde que entró Aldo con sus ojos que se la estaban comiendo-, Aldo se le acercó despacio:
Aldo: "Estás muy sexy hoy Bety, quisiera ser lobo". Y, ¡cómo no!, si sólo podía frotarse, y ya había probado mujer.
Bety: "Hay sí, ya ví tus ojos de morboso" -cuando sintió las manos de Aldo en sus brazos.
Aldo: "¡¿Cómo no voy a verte así, si estás vestida tan deliciosamente?!", hablando mientras acerca sus labios al oído de Bety, punteando sus nalgas y acariciando sus brazos.
Bety: "Ya vas a empezar... ", mientras trataba de no expresar el disfrute de lo que estaba haciendo Aldo, aunque sus vellos se erizaron y sus pezones no se quedaron en reposo.
Aldo: "A Ti bien que te gusta, ¿o no?", comenzando a besar bajo su oreja.
Bety: "No sigas", mientras comenzaba a ubicar entre sus nalgas el "don" de Aldo, sintiendo los besos que le daba en la nuca.
Aldo: "Ya siento que te acomodas, ¿no te gusta esto?", decía esto mientras oprimía los brazos de Bety y lamía lentamente su cuello.
Bety: "No hagas eso, mmm, ... Me estaba acomodando por que estás muy duro. Oooh. Para, para, ... ". Decía esto mientras alzaba su cabeza, exponiendo su cuello.
Aldo: " Así me pones tú, contesta, ¿no te gusta lo que estoy haciendo?", decía esto mientras sentía las manos de Bety agarrar su cabeza, momento que aprovechó Aldo para deslizar sus manos por la piel de sus brazos, rozando las axilas, haciendo círculos en los costados de sus pechos.
Bety: "Aaaah, no sigas, mmm... ", momento en el que Bety apretó y restregó sus nalgas contra el "don" de Aldo.
Aldo: "Mmm, así no vas a hacer que deje de estar duro, y no me haz contestado", decía esto mientras bajaba sus manos lentamente por los costados y las colocaba en su vientre para abrazarla y oprimir más su "don".
Bety: "Sólo quieres esto, mmm, y después me dejarás, aaah... ", decía esto mientras detenía los movimientos de su pelvis.
Aldo: "No amorcito, sólo quiero ser tuyo", decía esto mientras baja sus manos lentamente desde el vientre de Bety, alcanzando el short, sintiendo el calor en la pelvis de Bety, y llegando a la piel desnuda de sus muslos, Bety se detiene al sentir las llemas de los dedos de Aldo sobre la piel de sus muslos, algo que no había ocurrido antes, mientras Aldo baja todo lo que puede sus dedos y manos por los muslos de Bety.
Bety: "Aaah, no hagas eso", Aldo comenzó a subir las manos arrastrando las llemas de los dedos por la piel de los muslos de Bety, llegando hasta el short y colocando sus manos en la cadera de Bety.
Bety: "Sólo me usarás, ya lo habrás hecho con otras", Aldo acomoda las caderas de Bety para que sus nalgas queden a la altura de la base de su dura extensión; Bety siente el bulto de las "joyas", lo que le hace humedecer su "cosita".
Aldo: "Te quiero a ti, y sólo quiero estar Contigo, ¿te gusta o no lo que hago?", Bety se queda quieta sintiendo que Aldo sube las manos a su vientre.
Bety: "Pnches chismosas, les hablas bonito, y hasta dicen que te las follaste, no seas cabrón, si no me quieres déjame, para, para, mmm... ", Aldo sube lentamente sus manos hasta los pechos de Bety, coloca las manos en la base del pecho y trata de abarcar con sus dedos lo posible, los acaricia, besa y lame el cuello de Bety y cuando siente que Bety apoya su cabeza en su hombro, busca con sus dedos índice y pulgar los pezones -duritos-, apretándolos.
Aldo: "Mmm, rico... ".
Bety se voltea, con los ojos encendidos de deseo, coloca sus brazos en el cuello de Aldo, lo besa y se pega a su cuerpo, oprime sus pechos, restriega sus duros pezones contra Aldo, siente su "don" picarle su "cosita"; pero, lo abofetea y golpea, con lágrimas en los ojos lo corre, lo insulta, con todo el dolor de su corazón -y el vacío en su "cosita", aún cuamdo sólo los deditos de Bety son los únicos que le han conocido al interior-.
Por lo que Aldo determinó que la única forma de que se le entregase Bety sería casándose con ella; aunque él ya no era virgen, pero no había buscado otra mujer con quien estar, a pesar de que la tentación la tenía presente. Aldo y Bety se casaron por que sus deseos de estar en los brazos del otro, de dejar que los besos y caricias no terminasen, de sentir la piel de uno en los dedos y labios del otro no podía esperar más, si fuera por ellos mismos; ya desde antes deseaban quedarse a solas por más tiempo y sin supervisión o esperando a que alguien viniera y dejar de acariciarse.Aldo convenció a Bety, le pidió matrimonio, Bety le puso como condición que haata la noche de bodas no harían el amor; la familia de Bety pidió que se casaran un mes después de que Bety cumpliera 18 años, casi año y medio, por si decidían antes no casarse.
Continuará...
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